Son las 7:50 am, y estoy llevando mi hijo Lucas de cuatro años al colegio, de las pocas veces que lo llevo debido a que prefiere que lo lleve su madre, vamos a pie, pues el colegio esta al doblar de la esquina, que a propósito es el mismo donde yo hice mis primeros cursos, siempre lleva un juguete para entretenerse en el camino, se detiene a comentarme cualquier detalle que encuentra extraño por simple que sea, a esa edad todavía esta descubriendo; va tan entretenido que no le importa si llega tarde o no, todavía no entiende de horarios, los niños tienen su propio mundo lejos de las preocupaciones de los adultos, y yo no lo apuro mas bien lo observo y disfruto, es como si me estuviera viendo en un espejo, pienso como paso todo ese tiempo tan rápido como la historia se repite, es una de las mejores partes de ser padre ver a tu hijo crecer es como viajar en el tiempo y sentarte a verte a ti mismo, de repente llegamos y me llama me pasa el juguete que lleva en las manos y me dice: "papi guárdalo", si la directora del colegio lo ve se lo quita y lo guarda para que no distraiga a los demás, a el no le gusta y para evitar cualquier problema prefiere voluntariamente entregarlo antes de entrar a su madre o a mi, me despido de el y me quedo observándolo como se pone en la fila para entrar a clases, me gusta ver como interactua con los demás niños, seria capaz de quedarme a observarlo toda la mañana, pero no puedo tengo que irme a trabajar, me pongo a pensar en todo lo que le espera el apenas comienza a vivir, y le pido a Dios salud para todos, y poder estar ahí cada vez que el nos necesite, que logre crecer de manera sana, que se convierta en una buena persona, por ultimo deseo que un día tenga la oportunidad de llevar su hijo al colegio.
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